La Camara de Diputados tiene reglas, conductas y procedimientos. Algunos responden al reglamento y otros a los usos y costumbres.
Sin embargo, existen procedimientos que rozan lo antirreglamentario y ponen en jaque el sentido democrático de uno de los poderes del Estado.
Veamos. El primer paso de un proyecto de ley es su ingreso en la mesa de entrada de la Secretaria Parlamentaria, encargada de definir que comisiones lo trataran. En la jerga legislativa ese paso es conocido como el o los "giros". Se trata de una atribución y función muy importante de la Presidencia de la Camara de Diputados ya que debe determinar que comisiones tienen competencia para abordar el proyecto en cuestión.
Con la presidencia de Emilio Monzó en la Camara de Diputados, esta atribución de los "giros" sumó un nivel de arbitrariedad, parcialidad e intencionalidad política que pocas veces se había visto en la Camara según confiaron a este medio varios legisladores con mas de un mandato en sus bancas.
En varias ocasiones se ha escuchado a la diputada Silvia Lospenatto, ladera de Monzó, hablar por los pasillos del Congreso de la necesidad de "vaciar esa Comisión y que no le giren ningún proyecto". En efecto, como la distribución de las Presidencias de las Comisiones se hace respetando la composición de los bloques parlamentarios, el bloque del FPV-PJ como el Frente Renovador presiden varias comisiones, lo que les permite definir la periodicidad de sus reuniones y el temario a ser abordado. Varias de esas comisiones le han generado mal humor a Monzó y los miembros de Cambiemos ya que en ellas los Diputados de la oposición lograban que avancen temas que resultan incómodos al Poder Ejecutivo Nacional.
Por ello, los proyectos críticos del Gobierno Nacional o que plantean políticas alternativas, o bien pedidos de informes que indican irregularidades de la administración nacional son girados a Comisiones que preside Cambiemos de modo tal que nunca sean tratados.
El asombro entre los Diputados y los asesores es tan grande al ver los giros de los proyectos que comenzaron a denominar ese paso como "el gran misterio". Sería algo así como la mano invisible del mercado aplicada a la tarea legislativa, es decir, un procedimiento pretendidamente autorregulado que expresa una manipulación e intencionalidad política que es imposible de ocultar.
Proyectos similares que abordan la misma cuestión son girados a comisiones diferentes o se les asigna una cantidad de comisiones tal que le obturan por completo la posibilidad de llegar al recinto.
Por caso, los responsables de numerosas comisiones plantearon en reuniones plenarias la necesidad de elevar una solicitud con la firma de todos los diputados, para que la Secretaría Parlamentaria respete la lógica parlamentaria en las decisiones de giros a comisión. Un caso paradigmático fue el pedido de informe por el ataque de una patota a la Redacción del diario Tiempo Argentino. Siendo un acto que clararamente lesiona la libertad de expresión, la Secretaría Parlamentaria evaluó como una mejor opción girarlo a la comisión de seguridad interior, ya que en esa comisión manejan la presidencia, a diferencia de la de libertad de expresión
El dialogo, el respeto, la construcción en equipo, repiten de modo insistente los legisladores de Cambiemos (respetuosos de los manuales de comunicación que envían desde la Jefatura de Gabinete), sin embargo, utilizan todas las herramientas a su alcance para obturar las ideas y el propuestas de todos los que opinan diferente a ellos.
Los conocedores de la historia de Emilio Monzó saben que ha tenido que hacer mucha magia y muchos trucos para superar sus situaciones con la Justicia o para explicar sus continuos pases de partido político, sin embargo en la Cámara de Diputados es tan grande la evidencia que ya no queda oculta su mano como única certeza en los misterios legislativos.