Mientras el presidente celebra una reducción del 30,4% en el gasto público, el presupuesto de la Secretaría General de la Presidencia, encabezada por su hermana, ha crecido un 22% superando a la inflación.
Mientras el presidente Javier Milei celebra una reducción del 30,4% en el gasto público, el presupuesto de la Secretaría General de la Presidencia, encabezada por su hermana Karina Milei, no solo se ha mantenido, sino que ha crecido un 22% en términos reales, superando la inflación. Esto revela que el ajuste no ha sido aplicado de manera equitativa, beneficiando a quienes están cerca del poder mientras otras áreas clave del país como ciencia, educación e infraestructura sufren fuertes recortes.
Según datos oficiales, el presupuesto total de la Secretaría General ha aumentado un impactante 244% en lo que va del año, muy por encima de la inflación acumulada del 87%. La mayor parte de este incremento está destinada a la comunicación y difusión de los actos gubernamentales, que ha pasado a ser una prioridad dentro de la administración de Karina Milei. El dinero disponible para la Secretaría creció de $21.059 millones en enero a $72.472 millones en septiembre.
Prioridades desiguales: más para la comunicación, menos para la salud y la educación
El aumento en los fondos destinados a la comunicación institucional contrasta con las severas reducciones en áreas sensibles como la salud, la niñez, la educación y las políticas para personas con discapacidad. Mientras que las acciones relacionadas con la difusión de actividades presidenciales suman un presupuesto de $35.737 millones —diez veces más que el destinado a la prevención de enfermedades endémicas como el dengue—, programas clave para el bienestar de la población han visto caídas drásticas en sus partidas presupuestarias.
Por ejemplo, el programa de “Prevención y Control de Enfermedades Endémicas” pasó de $3.816 millones a $3.629 millones, lo que representa una reducción significativa, especialmente en un contexto donde la comunicación gubernamental parece tener más prioridad. De hecho, si no se ajusta este presupuesto, el programa destinado a combatir enfermedades como el dengue tendrá un 63% menos recursos en 2024 en comparación con 2023.
Recortes en áreas críticas
El ajuste también golpeó duramente a la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, cuyo presupuesto actual es de $55.161 millones, $17 mil millones menos que lo destinado a la Secretaría de la Presidencia para funciones de prensa. Esto supone una caída real del 36% respecto a lo ejecutado en 2023, afectando todos los programas orientados a la infancia y adolescencia.
El panorama en la educación no es mejor. Los programas de “Información y evaluación de la calidad educativa” y “Acciones de formación docente” han sufrido caídas del 8% y 58%, respectivamente. Incluso en la Agencia Nacional de Discapacidad, las “Acciones de integración” y el programa de “Prevención y control de discapacidades” experimentaron reducciones del 60% y 54% en términos reales, lo que afecta directamente a las personas más vulnerables.
Aumentos en contrataciones y salarios en la Secretaría General
A pesar del discurso oficial sobre austeridad, la Secretaría General de la Presidencia ha sumado 269 contratos en sus subsecretarías y direcciones. Las remuneraciones de estos contratos varían entre los $274.000 y $1.872.000 al mes, según información obtenida por el diario Perfil. Esta situación pone en evidencia un desequilibrio en la gestión de los recursos públicos, donde los ajustes parecen no afectar a quienes están más cerca del poder.