Uruguay: a los 89 años falleció el ex presidente José Pepe Mujica

José “Pepe” Mujica falleció este martes a los 89 años, en su chacra de Rincón del Cerro, Montevideo, tras una larga batalla contra el cáncer de esófago. La noticia fue confirmada por el presidente uruguayo Yamandú Orsi, su discípulo político y actual líder del Frente Amplio.

Mujica, ex presidente de Uruguay (2010–2015), fue mucho más que un mandatario: fue un ícono internacional de la sencillez, la coherencia y la lucha por la justicia social. Desde su historia como guerrillero tupamaro hasta su elección como jefe de Estado, vivió una vida de novela, marcada por el sacrificio, la prisión, la filosofía humanista y una austera forma de vida que lo convirtió en “el presidente más pobre del mundo”.

“Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, escribió Orsi en redes sociales.

Mujica había anunciado en abril de 2024 que padecía cáncer de esófago. Tras una dura ronda de tratamientos y múltiples hospitalizaciones, fue él mismo quien, en enero de 2025, informó que la enfermedad había hecho metástasis. Con serenidad, dejó un mensaje de despedida: “Hasta acá llegué”, pidió no ser molestado más y eligió vivir sus últimos días en la tranquilidad de su chacra, acompañado por su esposa, Lucía Topolansky.

Una vida de lucha y transformación

Nacido en Montevideo, Mujica ingresó joven a la militancia revolucionaria como miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Por sus acciones fue arrestado en múltiples ocasiones y pasó casi 15 años en prisión, incluyendo largos períodos de aislamiento y tortura durante la dictadura uruguaya. “Me volví loco. Hablaba con las hormigas”, contó años después, pero también relató cómo la lectura lo salvó.

Su salida de prisión en 1985 marcó el inicio de una nueva etapa: Mujica eligió la vía democrática y se convirtió en una figura central del Frente Amplio. Llegó al Parlamento montado en una vieja moto Yamaha y con su ropa de trabajo, construyendo desde ahí un perfil de líder popular que no abandonaría nunca.

Durante su presidencia impulsó leyes clave como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del mercado de la marihuana. Apostó por una matriz energética más limpia, aumentó la inversión pública y defendió la educación técnica como eje de desarrollo. Pero su legado excede las políticas: fue un político sin lujos, que vivía en su chacra, donaba gran parte de su salario y hablaba con franqueza sobre la vida, la muerte y el poder.

El final de una era, el comienzo de un legado

En sus últimos meses, debilitado físicamente pero lúcido como siempre, Mujica seguía recibiendo en su hogar a líderes, artistas, periodistas y militantes. No pudo votar en las elecciones departamentales del pasado domingo, pero sí vivió para ver el triunfo de su partido y de Orsi, el presidente que hoy lo despide y representa la continuidad de su proyecto.

Su último deseo fue sencillo: que lo entierren en su chacra, junto a su perra de tres patas, Manuela, símbolo también de esa vida que eligió lejos de los privilegios del poder.

Mujica deja una huella imborrable en Uruguay y en el mundo. Su historia de lucha, resiliencia y coherencia será recordada como una de las más singulares del siglo XXI. El hombre que una vez dijo que la presidencia fue “una pavada” demostró que se puede liderar con ideas, ejemplo y humanidad. Hoy, Uruguay y el mundo despiden a un gigante.

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