Mientras el “Plan Bandera” de Patricia Bullrich mantiene su estética cinematográfica y despliegue propagandístico, las calles de Rosario mantienen un clima el terror.
El arranque de la semana fue una prueba irrefutable de que la violencia jamás se fue: dos homicidios en menos de diez horas y una nueva balacera con sello mafioso reactivaron el clima de terror en la ciudad.
Doble crimen en menos de un día
El lunes fue brutal. A las 13:30, Samuel Maldonado, un joven de 23 años, fue asesinado a balazos en la zona noroeste de la ciudad, en inmediaciones de Sorrento y Camino a Puente Negro. El 911 recibió el alerta y personal policial encontró a la víctima aún con vida, pero en estado crítico. Murió horas después en el hospital de Granadero Baigorria. Hasta ahora, no hay detenidos ni precisiones oficiales sobre la mecánica del crimen.
Horas más tarde, alrededor de las 21, un segundo homicidio sacudió la zona oeste. Frente a un club con decenas de personas participando en actividades deportivas, un joven fue ejecutado a tiros. Testigos afirman haber escuchado al menos diez detonaciones. La víctima sería hijo de una vecina del barrio que atiende un kiosco. La escena fue asegurada por un fuerte operativo policial conjunto, pero, nuevamente, sin resultados ni respuestas.
Con estas dos muertes, el Departamento Rosario acumula ya 66 homicidios en lo que va del año. Un número que desmiente cualquier intento oficial por instalar una narrativa de control.
Como si fuera poco, en la madrugada del martes (10/06), una mujer de 35 años fue baleada dentro de su vivienda en la zona oeste. Recibió impactos en el tórax y permanece internada con pronóstico reservado. El ataque fue perpetrado por dos hombres en moto que, además de disparar contra la casa, dejaron una nota mafiosa. La policía secuestró seis vainas servidas calibre 9mm y constató daños en un portón, una ventana y una pared.
El Plan Bandera, entre el discurso y la realidad
Desde su lanzamiento en diciembre de 2023 por el gobernador Maximiliano Pullaro y la ministra Bullrich, el “Plan Bandera” se presentó como la respuesta integral al crimen organizado. Lo que vino después fue una seguidilla de amenazas contra funcionarios, una escalada de violencia sin freno, y un pico de terror en marzo de 2024 con asesinatos de varias personas inocentes.
Si bien en los meses siguientes hubo una relativa “calma”, el descenso parcial de homicidios fue rápidamente capitalizado por las autoridades para sostener el relato de éxito. Pero la calle sigue contando otra historia: puestos de venta de droga, ajustes de cuentas y barrios sitiados por el miedo.
Ya en 2025, a más de un año de su implementación, el Plan Bandera muestra sus límites. Rosario vuelve a estar sitiada por el crimen, mientras el operativo —más cerca del espectáculo que de una política efectiva— sigue en pie. El marketing puede maquillar discursos, pero no tapa la sangre que sigue corriendo en las calles.