En la autopista Riccheri se produjo este miércoles 18 de junio un hecho bochornoso cuando uniformados bajo órdenes de Patricia Bullrich detuvieron y requisaron micros escolares que llevaban chicos a visitar el planetario.
El operativo de seguridad desplegado por el Ministerio de Seguridad, bajo la conducción de Patricia Bullrich, volvió a generar repudio y preocupación por su carácter desproporcionado e intimidante. En una nueva jornada de movilización en apoyo a Cristina Kirchner, las fuerzas federales no solo frenaron colectivos de manifestantes y aplicaron requisas sistemáticas, sino que llegaron al extremo de detener dos micros escolares repletos de niños que simplemente se dirigían a una visita educativa al Planetario de la Ciudad de Buenos Aires.
El episodio ocurrió sobre la autopista Riccheri y fue captado por cámaras de televisión. Los efectivos interrumpieron el trayecto de los escolares, bajaron a los niños, inspeccionaron el vehículo y realizaron controles que nada tenían que ver con la marcha en curso. El hecho generó indignación en redes sociales y entre dirigentes políticos, que denunciaron el uso desmedido de las fuerzas de seguridad como herramienta de amedrentamiento masivo.
“No solo se trata de frenar colectivos con manifestantes: ahora detienen micros escolares con chicos que van de excursión. ¿Hasta dónde piensan llegar?”, cuestionaron desde diversos espacios políticos. La organización La Cámpora también denunció que Gendarmería Nacional intercepta colectivos en todo el país, se sube a las unidades, toma fotografías, exige documentos, realiza requisas y hasta se queda con los listados de pasajeros.
La diputada Myriam Bregman, del Frente de Izquierda, repudió enérgicamente lo sucedido: “Jueces y fiscales que cobran miles de pesos: ¿no hay uno que se anime a decir ya mismo que Bullrich no puede estar requisando hasta los colectivos con niños y niñas?”
Desde el Gobierno intentaron justificar el operativo como parte de “controles de rutina”, pero la magnitud del despliegue —que incluyó retenes en los accesos a la ciudad, fotografías forzadas, y pedidos de datos sin causa— pone en duda cualquier narrativa de normalidad. Lo sucedido con los colectivos escolares expone con crudeza el nivel de autoritarismo que se está normalizando bajo la gestión de Bullrich, donde ni la infancia queda exenta del control y la sospecha.