La Última operaciÃģn del sirviente FernÃĄndez

El estigma gira en el aire y UniÃģn por la Patria se divide en dos: entre aquellos que se intentan escapar del estigma anunciando tiempos nuevos y aquellos sobre los que se intenta depositar la totalidad de la estigmatizaciÃģn.

Por Nacho Cantala

Es un mismo movimiento: los que toman distancia de la identidad Cristinista intentan dejarle el estigma a los que se quedan.

El resultado buscado: un kirchnerismo residual y estigmatizado desde afuera y desde adentro del propio campo político.

Es la construcciÃģn del chivo expiatorio: aquel que acumula todas las culpas mientras todos los otros logran su inocencia.

Esa es la Última tarea que estÃĄ llevando adelante Alberto FernÃĄndez para el poder concentrado en la Argentina: fortalecer la asociaciÃģn entre ilegalidad y kirchnerismo intentando depositar todo el estigma en Cristina Kirchner y su sector político. Para ello, se va del gobierno aumentando la judicializaciÃģn de la política.

En ese contexto de judicializaciÃģn, Alberto FernÃĄndez considera un logro terminar el gobierno sin denuncias. Miente y es funcional a ese proceso integral de judicializaciÃģn de la política. Un proceso en el cual no hay prÃĄcticamente ninguna acciÃģn política que no sea acompaÃąada por una acciÃģn judicial. Un proceso que ha incentivado Mauricio Macri y que no ha revertido Alberto FernÃĄndez a pesar de su compromiso de revertirlo.

Las denuncias sobre espionaje ilegal que recayeron sobre FabiÃĄn “Conu” Rodríguez se explican en este marco general.

El decreto de Alberto FernÃĄndez ordenando la remociÃģn del cargo de Rodríguez busca, ademÃĄs de amplificar el caso, visibilizar la pertenencia del funcionario a La CÃĄmpora y situar el debate en un lugar que no favorece a los intereses del campo nacional y popular: amplifica un conflicto interno en tiempos en donde la avanzada neoliberal libertaria exige un frente opositor compacto y unificado.

Alberto FernÃĄndez se va de su cargo cumpliendo una Última funciÃģn para sus mandantes: contribuir a la divisiÃģn y fragmentaciÃģn del frente opositor.

Para ello, sus voceros construyen un relato sofisticado: el lawfare o judicializaciÃģn de la política denunciando a sus víctimas, en este caso el Cristinismo, de conformar un sistema similar al lawfare. Una asociaciÃģn entre políticos, periodistas y servicios de inteligencia que supuestamente realizaba espionaje, sistematizaciÃģn de informaciÃģn privada y operaciÃģn política.

Dice hoy el diario La NaciÃģn: “La investigaciÃģn estableciÃģ que la “asociaciÃģn criminal”, no sÃģlo tenía en la mira a jueces – lo que fue el origen de esta causa – sino que se tratÃģ de “una red de espionaje mÃĄs amplia” cuya actividad habría tenido como objetivo a cientos de personas – políticos, magistrados, funcionarios pÚblicos, periodistas, empresarios, artistas, dirigentes sociales, deportivos y sindicales – sobre los que se realizÃģ recopilaciÃģn de inteligencia, almacenamiento, sistematizaciÃģn y anÃĄlisis de informaciÃģn de cientos de personas, la filmaciÃģn a escondidas de los objetivos, el acceso indebido a bases de datos de acceso restringido de organismos pÚblicos y a correspondencia privada y la divulgaciÃģn de parte de esa informaciÃģn”.

Fiscales, jueces y medios denuncian el funcionamiento de ese sistema a cuya cabeza, segÚn ellos, estaría el “Conu” Rodríguez.

Fiscales, jueces y medios que no dicen nada sobre conocidos periodistas que estÃĄn involucrados como operadores en este caso de espionaje.

Fiscales, jueces y medios que tampoco dicen nada sobre el hecho de que la misma Cristina, el mismo MÃĄximo Kirchner y Wado de Pedro integraban el listado de espiados y que, por eso, se presentaron como querellantes. El relato orilla lo surrealista: la Vicepresidenta, el jefe de La CÃĄmpora y el Ministro del Interior habrían ordenado espiarse a sí mismo.

En ese escenario, Alberto FernÃĄndez se va del gobierno intentando amplificar esta denuncia e incorporÃĄndose como actor rutilante al dispositivo de judicializaciÃģn de la política: estÃĄn todos los protagonistas, fiscales, jueces, dirigentes políticos y grandes medios de comunicaciÃģn sobredimensionando la causa por espionaje.

El presidente saliente ha pactado con los grandes medios una salida del gobierno alimentando el conflicto y la divisiÃģn interna. Persigue varios objetivos: fragmentar el frente opositor, estigmatizar y debilitar a la identidad que puede intentar reconstruir la representaciÃģn de los sectores populares con mayor decisiÃģn y consecuencia y, finalmente, situar el debate lejos de la crítica a su pÃĐsimo gobierno, causa principal del triunfo de Milei.

Un gobierno que, a diferencia de lo que dice el propio FernÃĄndez, ha tenido numerosas denuncias como sucede con todo aquel que gobierna: el lawfare es un dispositivo para bloquear o dificultar los gobiernos que toman decisiones favorables a los sectores populares. El de FernÃĄndez es un caso atípico: aun cuando dirigiÃģ un gobierno que perjudicÃģ a los sectores populares, de todos modos fue objeto de diversas denuncias, no por sus políticas sino por sus torpezas, como fue la tristemente recordada fiesta de cumpleaÃąos en Olivos, incumpliendo las normas decididas por ÃĐl mismo.

FernÃĄndez encabezÃģ un gobierno, que mÃĄs allÃĄ de los inconvenientes, producidos por la pandemia, la guerra y la sequía, desarrollÃģ una política econÃģmica en disconformidad con el resto de los integrantes de la coaliciÃģn política, sobre todo del kirchnerismo, que empeorÃģ significativamente los niveles de distribuciÃģn del ingreso.

Los ingresos de trabajadores y trabajadoras registrados tuvieron durante su gobierno una pÃĐrdida promedio de 5%, que se acumularon a lo que ya habían perdido durante el gobierno de Mauricio Macri. En simultÃĄneo, los sectores no registrados perdieron un 28% de sus ingresos durante el gobierno de FernÃĄndez. En estos nÚmeros no se consideran los aumentos salvajes de los Últimos 15 días tras las elecciones.

Es decir que el promedio de los ingresos de los y las trabajadores en la Argentina se vieron reducidos en promedio un 10%.

El salario promedio neto registrado, pÚblico y privado, fue para octubre de 2023 de 396 mil pesos y la canasta de pobreza metropolitana para un hogar tipo ascendiÃģ a 346 mil pesos. De este modo, el programa econÃģmico de Alberto FernÃĄndez impactÃģ sobre la relaciÃģn entre capital y trabajo con una transferencia del segundo hacia el primero de aproximadamente 100 mil millones de dÃģlares.

EstÃĄ claro porquÃĐ, el sirviente FernÃĄndez, prefiere contribuir a seguir judicializando la política: es una forma de no hacerse cargo de que su política econÃģmica, decidida en soledad, es la principal responsable de la derrota electoral.

Todo parece indicar que quiere continuar brindando sus servicios al poder: dividiendo y fragmentando a la que, desde este 10 de diciembre, serÃĄ la oposiciÃģn a los planes salvajes del neoliberalismo. El supuesto defensor de la unidad torpedeando la unidad.

FernÃĄndez se va a EspaÃąa.

Los argentinos y las argentinas nos quedamos en el país bajo el ruido de motosierras y dinamita.

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