Nuestro país se postula para presidir la presidencia Pro Témpore del organismo latinoamericano y caribeño para todo el 2022.
La postulación de la Argentina para ocupar la Presidencia Pro Témpore del espacio regional durante el 2022 cuenta con el aval de 31 de los 32 países que participarán de la Cumbre que se desarrollará en el Palacio San Martín, desde el viernes 7 de enero.
Buenos Aires será el próximo 7 de enero sede de la XXII Cumbre de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que tendrá como eje central tratar la candidatura de la Argentina a ejercer la Presidencia Pro Témpore del mecanismo de integración regional para el período 2022.
En un escenario marcado por el avance de gobiernos de perfil progresista en los países de la región (el último Chile, con la resonante victoria electoral de Gabriel Boric) y la posibilidad cierta de un retorno de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil el 1° de enero de 2023 (las elecciones se realizarán el 2 de octubre de este año), el mandatario Alberto Fernández tiene fuertes chances de reemplazar al mexicano Andrés Manuel López Obrador al frente de la Celac.
La candidatura de la Argentina (la única que quedó vigente hasta el momento) para ocupar la Presidencia Pro Témpore del espacio regional durante el año que acaba de comenzar, cuenta con el aval de 31 de los 32 países que participarán de la Cumbre que se desarrollará en el Palacio San Martín, desde las 10 de la mañana.
La Celac -creada en 2010 como un mecanismo de integración regional alternativo a la cada vez más cuestionada Organización de Estados Americanos (OEA)- está integrada por 33 países latinoamericanos y caribeños, pero el cónclave en Buenos Aires reunirá a 32 de ellos, luego de la autoexclusión del Brasil, ya que el ultraderechista Jair Bolsonaro anunció que no asistirá al encuentro.
Los cancilleres que participarán de la cumbre -que será mixta (virtual y presencial) por inconvenientes con los vuelos de algunos representantes caribeños- arribarán al país el jueves 6 y esa misma noche serán agasajados con una cena de honor en el Centro Cultural Kirchner, que será encabezada por el canciller Santiago Cafiero en su condición de anfitrión.
Al día siguiente, Cafiero expondrá ante el plenario de ministros de Relaciones Exteriores la propuesta argentina para ejercer la Presidencia Pro Témpore del mecanismo regional durante el 2022, que deberá ser aprobada por consenso, es decir, sin el voto negativo de ninguno de sus países miembros.
Argentina quedó como única candidata a dirigir el bloque latinoamericano luego de que San Vicente y las Granadinas (nación ubicada al sur del Caribe y al norte de Venezuela) bajara meses atrás su postulación a presidir la Celac.
En ese momento, el Palacio San Martín, por instrucción del presidente Alberto Fernández, envió una misión diplomática a esas naciones para hilvanar los acuerdos necesarios que le permitieran a la Argentina tener el camino allanado para asumir al frente de la Celac.
Tras ello, el actual canciller Cafiero -quien en septiembre pasado dejó la Jefatura de Gabinete para asumir como jefe de la diplomacia argentina- fue el encargado de continuar las gestiones para lograr colocar al mandatario argentino en el cargo que hoy ocupa el mexicano López Obrador, quien debía haber dejado la presidencia de la Celac en el 2020, pero cuyo mandato se prorrogó un año más, como consecuencia de la pandemia de Covid-19.
El respaldo caribeño -clave para que San Vicente y las Granadinas finalmente bajara su postulación- estuvo influido en gran parte por la buena recepción que tuvo en esos países el envío desde la Argentina de misiones humanitarias comandadas por Cascos Blancos a Haití y Cuba.
Por otra parte, Argentina forma parte del sistema solidario de donación de vacunas hacia países de la región, como así también a naciones de Asia y África.
El hecho de que la Cumbre de Celac se haga en Buenos Aires y por iniciativa de la Argentina es interpretado en círculos diplomáticos como toda una señal del respaldo político que Alberto Fernández parece haber logrado entre los países de la comunidad para presidir el mecanismo de integración.
Con todo, en el Palacio San Martín guardan cautela: “La propuesta argentina viene suscitando un apoyo mayoritario de todos los países y eso puede hacer que el presidente Fernández presida este mecanismo a partir del año 2022, pero hay que esperar al plenario del 7 de enero y escuchar a todas las voces”, señaló Cafiero.
“Para nosotros haber logrado que la cumbre se haga aquí en la Argentina ya es un logro importante. Y más allá de si el proyecto que la Argentina va a presentar es el elegido o no, lo importante es seguir sosteniendo mecanismos de integración que no excluyan a nadie, eso es lo fundamental”, completó el funcionario.
Desde el inicio de su gestión e incluso antes de asumir la Presidencia, Alberto Fernández articuló con su par mexicano López Obrador una alianza estratégica y juntos acordaron darle mayor relevancia y volumen político a la Celac (espacio que excluye a Estados Unidos y Canadá) como forma de contrarrestar el avance de los gobiernos de derecha que en esos años hegemonizaron la región.
Como sucedió a fines de 2021 en la última cumbre de presidentes y jefes de Estado de la Celac, realizada en México, el cónclave en suelo argentino estará atravesado por la necesidad de fortalecer el mecanismo tras la cuestionada actuación que en los últimos años viene teniendo la OEA en la resolución de conflictos intrarregionales.
Ente los puntos más críticos figura el rol que jugó el organismo liderado por Luis Almagro en el golpe de Estado en Bolivia, que se concretó el 10 de noviembre de 2019 luego de que el entonces jefe del Ejército de ese país, Williams Kaliman, exigiera la renuncia del presidente Evo Morales en medio de una ola de violencia extrema contra dirigentes y simpatizantes del Movimiento al Socialismo.
Las definiciones de la OEA ante esos hechos, al igual que su rol en los acontecimientos que precedieron a la llegada de Jeanine Áñez al gobierno (de facto), cosecharon fuertes críticas de líderes de la región, entre ellos el propio Alberto Fernández y López Obrador, quienes además intervinieron para salvarle la vida a Evo Morales y un grupo de allegados, como el exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera.