El Gobierno de Uruguay informó hoy que sus reservas de agua potable están al 1,8% y que podrían acabarse dentro de 10 días, en el marco de la sequía histórica que atraviesa el país y la falta de previsión de la gestión de derecha de Lacalle.
La falta de agua obligaría al Gobierno a recurrir al Río de la Plata para abastecerse, que contiene altos porcentajes de sal. Según presidencia, todas las líneas de bombeo del agua que llega a Montevideo tuvieron niveles de cloruro y sodio por encima de los niveles autorizados por el Ministerio de Salud.
En la represa de Paso Severino, la principal fuente de agua dulce de la zona metropolitana, hay 1,1 millones de centímetros cúbicos de agua, de los cuales se utilizan 80.000 al día. Su otra gran reserva era el embalse de Canelón Grande, que aportaba unos 10 millones de metros cúbicos de agua, pero que quedó seco en marzo.
Para resolver el problema, el Gobierno de derecha debe finalizar las obras hídricas que realiza en Paso Belastiquí para llevar agua dulce desde el Río San José hasta el Santa Lucía, sumado a la construcción de la represa Campanario sobre el primero para embalsar agua de su cauce. Se prevé que el proyecto finalice dentro de un mes. Se acordaron tarde y ahora los uruguayos podrían enfrentar una situación inédita y muy grave para la salud.