Advierten que la falta de campañas de vacunación esta generando un retroceso sin precedentes en materia de salud publica generando la reaparición de enfermedades que estaban prácticamente erradicadas.
Argentina atraviesa una profunda crisis sanitaria provocada por el repliegue del Estado en materia de prevención. Mientras el sistema de salud pública se debilita, enfermedades que habían sido controladas o incluso erradicadas regresan con fuerza a distintas regiones del país.
El último Boletín Epidemiológico Nacional, publicado por el propio Ministerio de Salud, expone una realidad alarmante: aumentan los casos de sarampión, hepatitis A, paperas, tuberculosis y otras patologías prevenibles mediante vacunación. El informe, correspondiente a la semana epidemiológica 15 de 2025, revela el costo del abandono estatal en políticas de prevención.
El retroceso sanitario se manifiesta de forma dramática. Con campañas de vacunación desarticuladas, una ciudadanía cada vez más alejada del acceso a las vacunas y un Estado ausente, el avance de enfermedades infecciosas era cuestión de tiempo.
Uno de los datos más inquietantes es el resurgimiento del sarampión: en apenas cuatro meses se confirmaron 21 casos, concentrados principalmente en Buenos Aires y Ciudad Autónoma, lo que representa un incremento del 1800% respecto de años anteriores. Especialistas como el doctor Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas, advierten que estos brotes son el resultado directo de la caída sostenida de la cobertura de vacunación. “Perdimos el hábito de vacunarnos”, advirtió, remarcando la fragilidad actual del sistema sanitario.
El panorama se agrava con otras enfermedades. Las paperas aumentaron un 295% respecto de la mediana de los últimos cinco años. La hepatitis A, una enfermedad que se transmite por agua o alimentos contaminados, muestra un crecimiento del 456%, afectando ahora incluso a jóvenes adultos de entre 20 y 39 años. Además, zoonosis como la leptospirosis y la psitacosis también registran alzas preocupantes.
La respuesta estatal ha sido prácticamente nula: no se han lanzado campañas masivas de vacunación, ni refuerzos territoriales, ni programas nacionales de prevención. La desatención es evidente. Ricardo Teijeiro, infectólogo del Hospital Pirovano, señala con claridad las causas: “Estamos viviendo una reemergencia de enfermedades que estaban controladas por vacunas. Esto es producto de la falta de vacunación en los últimos años, especialmente en la infancia”, advirtió.
El deterioro sanitario también se refleja en el alarmante aumento de tuberculosis. Durante 2024 se notificaron cerca de 17.000 nuevos casos, y en 2025 los casos ya muestran un incremento del 38% respecto del promedio de los últimos cuatro años. La doctora Jimena Falco, neumonóloga y coordinadora de la sección Tuberculosis de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, alerta que los casos están creciendo especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes —el grupo en edad más productiva—, además de observarse un preocupante aumento de casos graves y de mortalidad.
La tuberculosis, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, afecta principalmente a los pulmones y se transmite por el aire. Factores como la diabetes, la desnutrición, el consumo de tabaco y el debilitamiento del sistema inmunológico aumentan el riesgo de contagio, factores que se agravan en un contexto de creciente pobreza y exclusión social.
La desprotección sanitaria en Argentina es inocultable. En un país donde la pobreza, el desempleo y la incertidumbre marcan la agenda cotidiana, el abandono de la salud pública expone a millones de personas a enfermedades que deberían estar bajo control. Y mientras el Estado continúa ausente, las cifras del retroceso se acumulan, trayendo de vuelta problemas que creíamos superados.