Si bien ya venía en baja en las encuestas, la alianza realizada entre el PRO de Mauricio Macri, la UCR de Ernesto Sanz y la Coalición Cívica de Elisa Carrió parece haber sido un golpe demasiado duro contra Sergio Massa.
Desde hace una semanas circulan encuestas (que, al margen de ser ciertas o no, apuntan a crear un efecto de realidad) en las que Massa figura muy relegado, detrás de Macri y de Daniel Scioli. Los editorialistas de los grandes medios sugieren que debería bajarse de la candidatura presidencial, y los principales aportantes parecen más perfilados hacia Macri, el ex empresario más confiable para el establishment.
Massa, por su parte, confió demasiado en que su principal aliado radical, Gerardo Morales, se impondría en la interna de la UCR. Precandidato a gobernador por Jujuy, Morales pretendía concretar una alianza con el Frente Renovador. Pero se impuso la línea macrista de Sanz.
Ahora deberá contener a algunos intendentes atraídos por la nueva coalición. Entre ellos podrían estar los radicales Mario Meoni (Junín) y José Eseverri (Olavarría). Otros dirigentes del conurbano, como Jesús Cariglino (Malvinas), Humberto Zúccaro (Pilar), Carlos Acuña (Hurlingham) o Walter Queijeiro (Quilmes), están en conversaciones con el macrismo.
Algunos lo hacen vía Ernesto Sanz. Aquí, el papel del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, es decisivo.
A esta temporada migratoria, Massa le agrega un problema. El líder del Frente Renovador no puede hacer pie en la sección electoral que abarca todo el sur del conurbano y La Matanza. El diputado nacional no pudo quebrar la resistencia de los barones del sur, que actúan en bloque para delimitar su sección electoral.
Ante este panorama, se abre una incógnita sobre el futuro de Massa. La principal pregunta es si Massa podría sumarse a la alianza UCR-Pro-CC como candidato competitivo para la gobernación, un lugar que no está consolidado en ese grupo.
Aunque desde el macrismo especulan con que Massa se suma a la alianza, pero aporte otro candidato para la provincia, como Felipe Solá. Es que la relación de Macri con Massa nunca fue buena.
Por otro lado, el eterno monje negro de lomas, Eduardo Duhalde, impulsa una fórmula peronista -cada vez más improbable- con Scioli a la presidencia y Massa a la gobernación. Previa ruptura de Scioli con el kirchnerismo, eso sí. Una alternativa por ahora lejana.