El PRO como adversario de si mismo
"Cuando viene a Provincia, Macri parece un antropólogo conociendo nueva tribus, desconoce la historia de esta ciudad y de la Provincia de Buenos Aires", con estas palabras se manifestaba la semana pasada el precandidato a la Intedencia de Luján, por el Frente para la Victoria, Ariel Notta, al referirse al pedido del Jefe de Gobierno Porteño, de dejar de realizar el Tedéum Histórico del 25 de mayo, en la catedral de esa ciudad.
Pero, mas allá de la adversidad política entre ambas fuerzas, y de las chicanas que esa confrontación habilita, cabe remarcar que son, ya, repetidas las ocasiones en las que a Macri y a sus referentes provinciales, por diferentes expresiones y actitudes, se les remarca su "desconocimiento" del territorio bonaerense.
Casi en consonancia, distintos dirigentes relacionan la performance provincial de esa fuerza con la imposibilidad de constituir, durante sus años de gestión en la Ciudad, un proyecto político mas abarcador, que contemple otras problemáticas reales como las que existen en muchas regiones del territorio bonaerense.
"Miran la Provincia de Buenos Aires con los prejuicios de un porteño, si hasta sus candidatos vienen, incluso, en muchos distritos, del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Y eso se nota en que no los conoce nadie en Provincia" afirmaba, días atrás, un dirigente de la tercera sección electoral, del Frente Renovador, en conversación con este medio.
El dirigente massista hacía alusión a los distintos candidatos que el PRO envió a la Provincia de Buenos Aires desde sus cargos como funcionarios porteños. Ezequiel Pazos, en José C. Paz, Néstor Grindetti, en Lanús, Carlos Regazzoni, en Almirante Brown, Guillermo Montenegro, en San Isidro, y hasta la propia candidata a gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal.
Es que para muchos referentes bonaerenses ello constituye, ya, un indicio de debilidad a nivel nacional, tanto como lo es la necesidad del PRO de gestionar acuerdos con otras fuerzas para llegar a territorios en los que no tiene gravitación política trascendente.
"No es lo mismo para una fuerza tener candidatos propios que verse obligado a hacer acuerdos (en referencia al acuerdo que el PRO, la UCR y la Coalición Cívica sellaron a nivel nacional y provincial), porque el candidato que es fruto de un acuerdo el día de mañana te puede decir que la mayor fracción de sus votos son de él y no del espacio político", expresaba el precandidato massista a Intendente por Berazategui, Ricardo Giaccobbe, reflexionando sobre el estado de situación del partido de Mauricio Macri.
Otro de los dirigentes que se encargó de marcarle al PRO su falta de conocimiento territorial es el senador provincial por el Frente Renovador, Sebastián Galmarini, quien salió a responderle a la mismisima candidata a Gobernadora del PRO, María Eugenia Vidal, cuando pidió por el fin de la reelección indefinida de los intendentes bonaereses.
“Nosotros ya planteamos ese debate hace dos años. Cuando quiera, es bienvenida en el Senado así conoce los proyectos que se están tratando en la legislatura” chicaneó el legislador massista, volviendo a cargar las tintas sobre su pertenencia.
La propia Vidal ya había levantado polémica cuando, visitando Berazategui, prometió no eliminar planes sociales. Dirigentes locales remarcaron: "Cada vez que viene a Berazategui habla de Planes Sociales, parece que es lo único que conoce de acá, hoy las cosas son mucho mas complejas en Provincia".
Todas esas manifestaciones son vistas, por los adversarios del PRO, como un indicio de los límites culturales e ideológicos de esa fuerza política. Límites que ligan con la imposibilidad de constituirse como una alternativa política con un programa de gestión nacional que contemple problemáticas de una naturaleza social diferente a las de la Ciudad de Buenos Aires.
O debería decirse, a las de ciertas áreas de la Ciudad, ligada con un perfil de electorado comparable con la primera sección electoral provincial.
Y ven que el PRO no encuentra la salida al laberinto ideológico en el que lo encierra la Provincia de Buenos Aires cuando lo interpela con sus problemáticas sociales. Convirtiéndose, políticamente, en adversarios de si mismos.