¿Qué dejó la II Cumbre del Grupo de Puebla?
Por Lucia Ferreri Ochoa
Líderes latinoamericanos mantuvieron un encuentro en un marco signado por la crisis política y social que atraviesan numerosos países de la región.
Este fin de semana se desarrolló en Buenos Aires la II Cumbre del Grupo de Puebla. Allí, los principales dirigentes latinoamericanos -entre los que se encuentran jefes y exjefes de Estado, candidatos a la presidencia, diputados y otros referentes- discutieron en diversas mesas de trabajo los principales temas en torno a la integración del continente.
Entre los principales asistentes que formaron parte de la reunión se encuentran Alberto Fernández, los expresidentes de Brasil y Paraguay, Dilma Rousseff y Fernando Lugo y el ex mandatario colombiano y titular de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Ernesto Samper.
La previa del encuentro multilateral se vio sacudida por la noticia repentina de la liberación del expresidente brasileño Luiz Inácio “Lula” Da Silva, ya que se esperaba que el reclamo por la libertad del dirigente brasileño fuera uno de los principales puntos de acuerdo de la reunión.
Otro de los puntos de mayor importancia del encuentro fue el tratamiento de las masivas protestas que están teniendo lugar en Chile. Allí, miles sostienen sus medidas de fuerza desde hace dos semanas y sostienen que la única salida al conflicto será una reforma constitucional.
Asimismo, la crisis boliviana atravesó las dos jornadas de discusión y todos los asistentes se manifestaron en apoyo a Evo Morales.
En el marco del encuentro, Fernández -quien dijo que llegó tarde al evento porque mantuvo una charla telefónica de una hora con el presidente francés Emanuel Macron- mantuvo un mitin privado con Rousseff, Samper, el ex candidato a la Presidencia de Chile, Marco Enríquez-Ominami, y el ex senador de Brasil, Aloizio Mercadante. Allí, entre otros temas, los dirigentes ponderaron el vínculo entre Brasil y Argentina y charlaron sobre el diálogo que Alberto mantuvo con Macron, el cual el mandatario electo confía que será trascendental en el marco de las negociaciones Mercosur-Unión Europea.
Durante la apertura, pese a los cortocircuitos que tuvo recientemente con Bolsonaro, el presidente electo argentino había resaltado la importancia de la relación con Brasil y aseguró que la unidad entre ambos Estados es “indisoluble”, al tiempo que señaló que el producto bruto de éstos representa el 70 por ciento del total sudamericano.
Esta segunda edición de la Cumbre estuvo marcada por numerosas ausencias visibles debido a las situaciones críticas que atraviesan diversos países de la región. Este es el caso del ex mandatario uruguayo y el actual candidato del Frente Amplio, José "Pepe" Mujica y Daniel Martínez, quienes se encuentran en una reñida campaña de cara al próximo ballotage, en el cual el oficialismo está cerca de perder la presidencia.
Tampoco es de la partida el ex jefe de Estado de Ecuador, Rafael Correa, quien actualmente reside en Bélgica para evitar el proceso judicial que existe en su contra en su país.
De igual manera, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, debió cancelar su viaje a Buenos Aires debido al recrudecimiento durante el fin de semana de las protestas de la derecha, que derivaron finalmente en el Golpe de Estado.
Otro de los ausentes fue el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien fue uno de los impulsores del Grupo de Puebla y se desempeñó como anfitrión de su primer encuentro. Sin embargo, el mandatario decidió no viajar debido a la delicada situación que vive su país, sumido en una violenta crisis producto de la guerra entre cartels narcos.
Entre los principales puntos contenidos en el documento final de la Cumbre se encuentra el anuncio del envío de una delegación del Grupo de Puebla a Ecuador para contribuir al diálogo, en el marco de la persecución política y judicial que sufren los dirigentes opositores. Este pase a la acción del Grupo es fundamental de cara a los procesos que vive la región, en especial el Golpe de Estado que sufrió ayer Evo Morales, quien debió abandonar la presidencia ante el asedio de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, en conjunto con los partidos de la derecha.
A la hora de analizar la avanzada neoliberal sobre Latinoamérica es necesario mencionar el desguace que sufrió la Unasur durante los últimos cuatro años. Este organismo fue clave a la hora de resolver conflictos similares en ocasiones anteriores -como en el caso de Ecuador- resguardando el orden democrático y evitando la violencia sobre la posición civil.
Tal como señalaron los líderes del Grupo de Puebla, es de vital importancia volver a consolidar una institucionalidad en torno a la integración regional. El rol que tuvo la Organización de Estados Americanos(OEA), encabezada por Luis Almagro, en la crisis boliviana, revela la necesidad de fortalecer instancias soberanas de intercambio y cooperación en Latinoamérica que respeten la voluntad de los pueblos de cada uno de los países del continente.
En ese marco, el Grupo de Puebla busca posicionarse como un contrapeso ante el resurgimiento del neoliberalismo en la región, el cual promovió el crecimiento del Grupo de Lima. En ese sentido, esta nueva propuesta busca consolidarse como una alternativa viable, que garantice y resguarde la gobernabilidad en los países de la región. En ese sentido, Puebla condena el intervencionismo internacional en los procesos políticos internos que viven los países de la región.